ALTAZOR O VIAJE EN PARACAÍDAS
(Poema en VII Cantos)
Vicente Huidobro
(...)
Viene gondoleando la golondrina
al horitaña de la montazonte.
La violondrina y el goloncelo,
descolgada esta mañana de la lunala,
se acerca a todo galope.
Ya viene viene la golondrina,
ya viene viene la golonfina,
ya viene la golontrina,
ya viene la goloncima,
viene la golonchina,
viene la golonclima,
ya viene la golonrima,
ya viene la golonrisa,
la golonniña,
la golongira,
la golonlira,
la golonbrisa,
la golonchilla.
Ya viene la golondía
y la noche encoge sus uñas como el leopardo.
Ya viene la golontrina
que tiene un nido en cada uno de los dos calores
como yo lo tengo en los cuatro horizontes.
Viene la golonrisa
y las olas se levantan en la punta de los pies.
Viene la golonniña
y siente un vahído la cabeza de la montaña.
Viene la golongira
y el viento se hace parábola de sílfides en orgía,
se llenan de notas los hilos telefónicos,
se duerme el ocaso con la cabeza escondida
y el árbol con el pulso afiebrado.
Pero el cielo prefiere el rodoñol,
su niño querido el rorreñol,
su flor de alegría el romiñol,
su piel de lágrima el rofañol,
su garganta nocturna el rosolñol,
el rolañol,
el rosiñol
(...)
(Poema en VII Cantos)
Vicente Huidobro
(...)
Viene gondoleando la golondrina
al horitaña de la montazonte.
La violondrina y el goloncelo,
descolgada esta mañana de la lunala,
se acerca a todo galope.
Ya viene viene la golondrina,
ya viene viene la golonfina,
ya viene la golontrina,
ya viene la goloncima,
viene la golonchina,
viene la golonclima,
ya viene la golonrima,
ya viene la golonrisa,
la golonniña,
la golongira,
la golonlira,
la golonbrisa,
la golonchilla.
Ya viene la golondía
y la noche encoge sus uñas como el leopardo.
Ya viene la golontrina
que tiene un nido en cada uno de los dos calores
como yo lo tengo en los cuatro horizontes.
Viene la golonrisa
y las olas se levantan en la punta de los pies.
Viene la golonniña
y siente un vahído la cabeza de la montaña.
Viene la golongira
y el viento se hace parábola de sílfides en orgía,
se llenan de notas los hilos telefónicos,
se duerme el ocaso con la cabeza escondida
y el árbol con el pulso afiebrado.
Pero el cielo prefiere el rodoñol,
su niño querido el rorreñol,
su flor de alegría el romiñol,
su piel de lágrima el rofañol,
su garganta nocturna el rosolñol,
el rolañol,
el rosiñol
(...)
¡A ser!, ¿ quién se amilina a rescubrir en mi cantina la sella rina de un comensario en risa! O sea... El que quiera escribir que pinche en comentarios y lo haga en Jitanjáfora! Voilá!