viernes, 27 de julio de 2007

¿Realidad o ficción?

En 1943 en la Argentina podías seguir a la orquesta de tangos de Aníbal Troilo, ir a los cines de la calle Lavalle y oír novelas radiofónicas. La actriz Eva Duarte protagonizaba una serie radial sobre mujeres célebres de la historia: María Antonieta, Ia emperatriz Carlota, Aladame Dubarry.... Eran bastante atroces, y la actriz era pésima. Tomás Eloy Martínez transcribe a la perfeccion sus parlamentos en su exitosa y espléndida novela, Santa Evita. "¡Macksimiliano sufre, sufre, y yo me vuá vover loca!". Las películas de ED, como anota TEM, parecen filmadas antes de la invención del cine. Y en la portada de la revista Antena, Eva Duarte aparecía a veces con trajes de baño de mal corte, o disfrazada de marinero.

En 1944 Perón y Eva Duarte se habían conocido y frente a las multitudes, interpretaban su propia radionovela sin necesidad de imaginar, él, que era César, y ella, que era Cleopatra.

Desde ese momento en adelante Eva Duarte y Juan Perón iban a interpretar a dos personajes llamados "Eva Duarte" y "Juan Perón", o como lo indica TEM, dejaron de distinguir entre verdad y mentira, decidieron que la realidad sería lo que ellos quisieran: actuaron como novelistas. "La duda había desaparecido de sus vidas."

Eva Duarte, nacida en el "pueblecito" de Los Toldos el 9 de mayo de 1919, hija natural, muchacha prácticamente iletrada que nunca aprendió ortografía, que decia "voy al dontólogo”, fue llevada a Buenos Aires, a los quince años, por el director de una orquesta de tangos, llamado Cariño, quien acostumbraba disfrazarse de Chaplin.

Cuando Eva comenzó a ascender, la oligarquía y las elites argentinas le opusieron el desprecio más feroz. "Esa mina barata, esa copera bastarda, esa mierdita”.

El arma histórica de la vendetta de Evita fue una sola: no perdonar a nadie que la humilló, la insultó, la golpeó. Pero por sobre todas las cosas: Eva Duarte creía en los milagros de las radionovelas. "Pensaba que si hubo una Cenicienta, podía haber dos."

Tomás Eloy Martínez recuerda, y describe, la afición de los militares argentinos por las sectas, los criptogramas y las ciencias ocultas, culminando con el reino del "Brujo" López Rega, eminencia gris de la siguiente señora Perón, Isabelita.

Respuesta: la realidad es ficción.

5 comentarios:

Tommy Barban dijo...

A la Argentina le hacen falta políticos (qué chica le queda a Evita esa palabra) que perdonen y duden menos. La tolerancia, sobre todo para ciertas atrocidades, es una virtud sobrevalorada.

Gardener, me gusta como marcha tu blog, más escritura y menos vanguardia teconológica.

Marta Repupilli dijo...

Son etapas Tommy, capaz que dentro de 2 semanas por mis actividades inundaré mi blog sobre TICs,luego... cuando me da el tiempo salgo a afilar la sierra

Simpática y puntual dijo...

eso! más escritura!!

Marta Repupilli dijo...

¡Así, SyP, así es menéame
, un sitio donde los lectores promueven los temas a tratar!

Marta Repupilli dijo...

No puedo con mi genio, no me es fácil apartarme de la tecnología...